Incontinencia Urinaria

La Incontinencia Urinaria postparto es la patología más común que puede llegar a sufrir la mujer tras los partos vaginales. Sobre todo la incidencia es mas elevada tras varios partos, y cuando estos son instrumentales (forceps, espatulas, episiotomias).

La Incontinencia urinaria de esfuerzo se define como la pérdida de pequeños chorros

de orina asociados con incrementos puntuales de la presión intraabdominal. Tras los embarazos la sinergía abdomino-pelviana puede verse afectada. El movimiento de la musculatura abdominal ejerce una hiperpresión en el suelo pélvico, tras este aumento de presión su movimiento adecuado sería contraerse pero a veces no lo consigue y por varios motivos se ve afectado y desciende.

Para comprender el papel de la reeducación, será necesario permanentemente estar atento a este equilibrio entre las diferentes fuerzas. Pero esta definición no tiene en cuenta la cantidad ni la frecuencia de las fugas, ni sobre todo el daño social que provocan las perdidas de orina.

Según varios estudios enumeraré el índice de incidencia de la Incontinencia urinaria de esfuerzo en diferentes poblaciones.

Mujer Joven: En una serie personal sobre 409 alumnas de enfermería nulíparas y nuligestas de una edad media de 20 años se obtienen resultados del 47,4% de incontinencias según la definición estrictamente médica. De ellas 18 jóvenes afectadas socialmente son las que representan verdaderas incontinencias para el reeducador.

Mujer Deportista: Se encontró en otro estudio con 155 alumnas que el 24% de esta población se encontraba afectada. La hiperpresión abdominal es la primera fuerza de expulsión; la generada por una actividad deportiva incluso moderada puede ser un disparador de la incontinencia.

Embarazo: Sobre una población de 1000 mujeres descubrió 313 incontinentes, para las cuales, en un 64,5% de los casos, la primera manifestación de la incontinencia había tenido lugar durante el embarazo.

Postparto: Sobre 49 mujeres que presentaban manifestaciones de incontinencia desde el principio del embarazo, hubo 46 (es decir, el 91,8%) que continuaron siendo incontinentes seis semanas después del parto. Esta población de mujeres, que presenta signos incluso mínimos de incontinencia desde el principio del embarazo, es la que tiene que prestar más atención en la prevención y ejercitar más el suelo pélvico.

Es evidente que una mujer con un ligero grado de incontinencia que ha aprendido a controlar dichas perdidas no es incontinente en el sentido clínico del término. Seria excesivo proponer un tratamiento a todas las incontinentes ocasionales mínimas. Por el contrario, las mujeres que utilizan ejercicios de prevención como los que planteamos en éstas clases online trabajan en la prevención, para que no tengan problemas de incontinencia.

La incontinencia no es exclusiva de la edad: nada más lejos de la realidad.

Es un síntoma tratable y la antigüedad del trastorno no tiene ninguna influencia en los resultados.

Todas las encuestas confirman que al menos un 70% de las mujeres que sufren diferentes trastornos miccionales no han hablado jamás de su problema con un médico.

Ya es hora de ponernos manos a la obra y recuperar nuestra continencia. El cuerpo es moldeable y manejable, sobre todo los trastornos musculares. Por lo tanto ya que las cifras son abrumadoras no dejemos en mano de estadísticas nuestra salud perineal. Tanto para mejorar la continencia cómo la calidad de las relaciones sexuales.

¡RECUPERA EL CONTROL, PODEMOS AYUDARTE!